Personas agricultoras de territorios indígenas, recibieron semilla sexual, como materiales acriollados de arroz y variedades mejoradas de frijol y maíz, así como asexual, entre ellas yuca, plátano y camote.
A través del proyecto “Fortalecimiento de capacidades en la producción de semillas para una agricultura adaptativa y resiliente”, es que estas personas agricultoras de Alto Comte Burica, Boruca, Térraba, Ujarrás, Salitre, Rey Curré, Cabagra, China Kichá, Maleku, Zapatón, Talamanca cabécar y bribri, recibieron las semillas de polinización abierta, provenientes del banco de germoplasma del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE).
El principal objetivo de este proyecto de la Oficina Nacional de Semillas (ONS), es favorecer el uso, intercambio y desarrollo de semillas accesibles a la agricultura familiar, y a las comunidades locales, por medio del esfuerzo entre Fundecooperación para el Desarrollo Sostenible, el Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA), la Comisión Nacional para la Gestión de la Biodiversidad (Conagebio), la Mesa Nacional Indígena y el Programa Mesoamérica sin Hambre AMEXCID-FAO.
“Trabajar con el INTA, por ejemplo, en la regeneración y reproducción de materiales tradicionales que fueron reubicados en lugares donde se producían anteriormente, los cuales presentan características de adaptación muy favorables y que requieren menor uso de insumos químicos, es estratégico, enriquecedor y potenciador”, explicó Tania López, directora ejecutiva de la ONS.
Por medio de esta iniciativa, también promueven una agricultura adaptativa y resiliente al clima, que favorezca el desarrollo de un sector semillerista formal y también informal.
Semillas sin tratamiento químico
La variedad acriollada, según el texto sustitutivo de la ley de semillas, es una variedad nativa, desarrollada por agricultores de forma empírica a lo largo de los años, que es seleccionada a partir de germoplasma e introducida de una variedad criolla base, sin criterio comercial estricto.
El proceso de recolección de semillas se realizó por todo el país, y con el financiamiento del proyecto, fueron sembradas en las parcelas en estaciones experimentales. Por ejemplo, las semillas de plátano y camote, se sembraron en el Colegio Técnico de Turrubares.
De acuerdo con la FAO, las semillas brindadas no tienen ningún tipo de tratamiento químico. “Cuando nos referimos a variedades mejoradas, significa que hubo un mejoramiento convencional en campo para poder seleccionar ciertas características importantes. Son semillas que las personas pueden recolectar, en el caso del arroz y yuca, son semillas criollas completamente”, informó Rebeca León, de la Oficina de Comunicación de la FAO.
Sistemas de semilla aumentan resiliencia de sistemas alimentarios
Según los organizadores del proyecto, los sistemas de semillas que tienen las personas agricultoras, aumentan la resiliencia de los sistemas alimentarios, especialmente frente al cambio climático, las enfermedades y plagas.
Las semillas locales también son consideradas patrimonio biocultural, que enriquece a la población y a los sistemas agroalimentarios.
Andrea Padilla, representante asistente de la FAO, dijo que “las semillas criollas son la base de la agricultura y alimentación, y poseen un gran valor nutricional y sociocultural, por lo tanto, es trascendental fortalecer el conocimiento de las personas sobre la agricultura familiar y comunidades locales”.
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