Toda muerte genera un profundo dolor o desequilibrio emocional que se debe afrontar de una manera adecuada, mediante la elaboración del proceso de duelo.
El fallecimiento de un ser querido es una estaca al corazón que genera una herida emocional profunda y que debemos ayudar a cicatrizar. Todos vamos a morir en algún momento, esa es la ley de la vida. Sin embargo, elaborar el proceso de duelo es lo único que nos va a permitir restructurar nuestro equilibrio emocional.
El duelo ante una muerte por enfermedad se maneja muy diferente a aquel que se genera por una muerte repentina o inesperada, pues el primero, al ser antecedido, permite a los cercanos poco a poco ir racionalizando la pérdida, mientras que el segundo no.
Una persona en duelo es un sujeto que está en proceso de un fuerte desequilibrio emocional. Por lo tanto, es una persona que lo que necesita es un acompañamiento adecuado que evite la revictimización y los consejos no solicitados, pues en ese preciso momento no tienen ningún sentido, no ayudan en el proceso, comentó Álvaro Solano, director de Psicología de la Universidad Fidélitas.
Diferentes formas de expresión
Es importante entender que los dolientes pueden tener muchas reacciones con diferente grados de intensidad. Podríamos encontrar conductas con llantos muy exasperados e incontrolables, así como también personas muy pasivas, demostrando total tranquilidad, ambos comportamientos son normales de la etapa de shock o de negación del procesos de duelo, detalló Solano.
El duelo debe vivirse sin ningún tipo de represión
Lo recomendable es que, durante el duelo, la persona sea permisiva con su sentir. No se puede elaborar este doloroso proceso reprimiendo todo lo que piensa y siente, mucho menos limitarse por una creencia o por presión social.
Los duelos se deben vivir, dándonos el tiempo que sea necesario, llorando tanto como el cuerpo lo requiera, pues cuando una persona opta por reprimir sus sentimientos, está dando cabida a la sintomatización o a la presencia de cuadros de ansiedad o ataques de pánico, enfatizó Solano.
En algunos casos es importante buscar ayuda con terapeutas especializados y apoyos con personas de confianza, así como procurar hacer actividades de relajación y distracción.
En Costa Rica hay varias organizaciones que ofrecen apoyo psicológico gratuito por medio de talleres, charlas y atención telefónica para ayudar a canalizar las emociones. Una de ellas es la línea 800-AMANECE (800-2626-323) de La Piedad, también puede asistir a los talleres de la Clínica Bíblica: [email protected]. Así como a profesionales en el campo del bienestar emocional como Kokoro Bienestar.
En casos de depresión puede contactar a los profesionales de Wellbeing Planet Foundation.
Consejos para los acompañantes
- Evite el intentar comprender o empatizar al dolor ajeno, pues nadie entiende ni comprende el dolor que el sujeto está sintiendo.
- No intente dar consejos o frases de aliento basados en creencias o pensamientos personales (ya descansó, déjelo ir, piense que está con Dios, ya no sufre, etc.)
- Nunca reprima las emociones del doliente, dele la oportunidad de sentir libertad de expresar lo que piensa y siente.
- Evite preguntar la causa y forma del fallecimiento, salvo que el doliente lo haga por cuenta propia, podría ser su forma de desahogo.
- Un buen acompañante es aquella persona que tiene la capacidad de escuchar y consolar, sin necesidad de dar consejos.
- Evite las risas, los chistes con los asistentes, así como los temas que enaltecen emociones como el fútbol, la política y religión.
- No se tome fotos durante la vela o el funeral. Cuidado con lo que publica en redes.
Sobre las etapas del duelo
Existen hasta 10 etapas de duelo con nombres distintos, pero al final todos se enmarcan en lo mismo: enojo, depresión, culpa, negociación, aceptación, etc.
Lo que se debe tener claro sobre el duelo es que las etapas no se resuelven en un orden cronológico, es decir, el doliente no comienza y termina cada una de las fases para continuar con la siguiente.
En realidad, las etapas se irán presentando de una manera muy fluctuante, como un vaivén. El doliente podría estar en una fase inicial el día de hoy, pero la otra semana podría entrar en una final, y posteriormente caer en la faceta del medio, para luego volver a caer en una inicial, señaló Solano.
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